Hace algunos días
todo ha sido muy extraño, sobre la ciudad, los habitantes y mis compañeros…
solo he sentido miedo, pesar, oscuridad… pero no la que crea la tristeza, pero
si la de la muerte. Es como el miasma, una vez que impregna algo, ya es difícil
de sacar. No dudo mucho al decir que podría ser incluso permanente.
Pero de todo eso,
lo que más me preocupa es ella, su forma de caminar, de mirar, de
hablar…cambio… sé muy bien, ya he visto demasiado como para saberlo, lo sé muy
bien, pero no logro comprender que cosa la cambio; Demonios…
Abro los ojos y
calmo mi respiración, levanto el fusil mientras calibro la retícula con mi ojo,
la cabeza de luna se menos borrosa a medida que mi vista se enfoca. Debería
haber insistido más cuando estuve con ella; incluso siento una lagrima caer por
mi mejilla.
Cuando ya estoy
casi listo, veo a Kina acercarse por su espalda a gran velocidad, lleva una
espada en sus manos. “¡no! No puedo permitir que manche sus manos, que siga mi
camino”, es lo que pienso mientras jalo el gatillo, pero por el rabillo del ojo
veo un puño acercarse lo suficientemente rápido como para no esquivarlo. El
tiro se pierde en el cielo, mala suerte al que le toque el tiro explosivo.
Me golpeó la
cabeza, el golpe hace que todo sea negro, aunque solo por un breve instante,
con la ayuda de mis brazos me levanto un poco y miro hacia donde sé que se
encuentra Kina noto con dolor como ella ha empalado a luna.
-¡noo! –grita la
que me golpeo.
Su cuerpo está
cubierto por un gran velo negro de cuerpo completo, lo que no me permite verle
la cara, aunque si distingo su cola la reconocería en cualquier lado, esa punta
triangular jamás la olvidaría.
¿Y ahora qué debo
hacer? Es lo que pienso al tratar de levantarme por completo pero mi fuerza se
desvanece, siento algo tibio correr por el costado de mi cabeza… La diferencia de
fuerza entre humanos e híbridos es abrumante y aterradora.
Creo que mis luces
quedan fuera…
Negro…
Mi cuerpo no se mueve,
pero mi mente aun esta activa, y estoy muy cabreado, aunque rompa mis músculos
hare que mis extremidades se muevan.
- ¡Tu cosa rara
oscura! ¡Sé que estás ahí! ¡Es hora de devolver el favor! ¡Dime que objetivo
cumplir!
-Nunca pensé que
me llamarías –Escucho una voz etérea, incluso distingo unas risas ocultas en su
voz –Te diré que hacer…
Abro los ojos y me levanto como un condenado, solo veo
tengo dos opciones en el momento…La capturo y aprovecho que todos estas en
pánico y dispersos para poder llevarla al lugar que le tengo preparado de
antemano o, voy donde esta Kina y la hago entrar en razón, ella ya no es… ella.
Siento que alguien me susurra en el oído, pero no
logro comprender del todo, siento algo de ira, pero no es lo suficiente para
ser una bestia, quien sabe…
-Kina, tenemos que hablar… -Es lo que digo mientras
aprieto la mandíbula e incluso el hueso crujir.
Miro hacia donde ella salió corriendo y, me agacho
adoptando una posición que usan los corredores olímpicos, inhalo una gran
bocanada de aire y el suelto lento. Mi aliento lo puedo ver y sentir, caliente
como el aire que emana de una fogata. Mi metabolismo está volviendo a ser el
mismo.
Con gran fuerza ejecuto mi salida, la tierra alrededor
de mis pies se rompe y salta por los aires, con un sonido bastante potente.
Todo el terreno que ella ya había cubierto me pareció la nada misma, en unos
segundos ya estaba demasiado cerca de ella, apoyo una de mis piernas en el
suelo y me impulso con un salto, en el aire hago una patada giro gancho. Ella
se da cuenta, pero es muy tarde, el golpe le impacta en las costillas e incluso
siento algo crujir. Cae al piso desplomada con su cara al cielo. Cuando toco el
suelo salto nuevamente mientras levanto mi puño sin medir mis fuerzas.
- ¡Detenteeeee! -Escucho algo gritar casi dentro de mí.
Mi puño lo desvió y golpeo el suelo al lado de su
cabeza, mis manos incluso llegan a sangrar por la fuerza que use. Que mierda
iba a hacer, ¡Eso la hubiera matado!
Cuando veo la cara de ella con más detención hace que
me rompa el corazón.
Está llorando, mientras que respira con dolor y gime
seguido, sus ojos son los que pondría alguien aterrado y atrapado, es miedo
puro.
- ¡Lo siento! -Digo conmocionado. Lo sigo repitiendo
un par de veces más.
Cuando le voy a tocar su rostro ella gime y cierra sus
ojos, aterrada. Las lágrimas no paran de surgir de sus ojos carmesí.
Con cuidado la levanto como a una princesa, pero ella
responde con unos manotazos, aunque demasiado débiles por el dolor que esta
sufriendo.
-Se que duele, estarás bien… Vas a estar bien.
Es lo último que le digo mientras voy lo más rápido que
puedo a donde la puedo ayudar, hace mucho tiempo que no sentía ésta preocupación
aterradora, no desde que perdí a todos….
No hay comentarios:
Publicar un comentario